La ecografía es a menudo el primer estudio que se realiza si el doctor cree que usted podría tener cáncer testicular.
Esta prueba utiliza ondas sonoras para producir imágenes de los órganos internos. Un transductor (instrumento en forma de vara) emite las ondas sonoras y recoge los ecos a medida que rebotan de los órganos. Una computadora crea una imagen en un monitor a partir del patrón de los ecos.
El patrón de ecos puede ser útil para distinguir ciertas afecciones benignas (como el hidrocele o el varicocele) de un tumor sólido que podría ser un cáncer. Si la protuberancia es sólida, entonces es más probable que sea un cáncer. Por lo tanto, el médico recomendará más pruebas o incluso cirugía para extirpar el testículo.
Algunas pruebas de sangre pueden ayudar a diagnosticar los tumores testiculares. Muchos tipos de cáncer de testículo segregan altos niveles de ciertas proteínas, llamados marcadores tumorales, tales como la alfafetoproteína (alpha-fetoprotein, AFP) y gonadotropina coriónica humana (human chorionic gonadotropin, HCG). Cuando estos marcadores tumorales están en la sangre, esto sugiere la existencia de un tumor testicular.